Recibir el sábado jugando - Parte I

10.06.2014 00:27

                                                                                               

Por Maijo Roth     

Con el nuevo rol y trabajo de mi marido, hemos vuelto a descubrir el placer de (cuando no hay viajes y eventos) poder recibir el sábado en casa. A veces, cuando las iglesias se reúnen también los viernes para comenzar la celebración del sábado, le quitan a las familias el gusto y privilegio de encontrarse solos, frente a frente, sentados en el sofá de casa, y con el televisor y demás artilugios apagados…Este debería ser el momento ideal para un reencuentro con Dios, y también con los tuyos.

Pero a veces, esta realidad idílica que podemos imaginar, de un comienzo de sábado en casita (una vela encendida, música de fondo y aroma a comidas especiales) Se ve invadida por el “formidable” mundo de los niños. En el que para ellos, la felicidad se expresa y vive muy distinto a como lo hacemos y entendemos los adultos. Ellos no quieren silencio, eternas lecturas, tristes himnos, o una interminable listas de Noes (no mires TV, no leas ese libro, no escuches esa música…etc) En los primeros años, un feliz comienzo de sábado puede ser el doble de activo que lo habitual, porque están el doble de alegres: saltan, corren, cantan, gritan, quieren seguir jugando y haciendo lo que cada día en sus rutinas hacen. Esta combinación de niños y adultos bajo el mismo techo se puede tornar en un aturdido y poco esperado momento…los benditos viernes de noche…

¿Cómo conciliar el comienzo de sábado y los niños? ¿Cómo hacer una pequeña reunión de recepción y no asquearlos ya desde niños con el: No hables, escucha el culto, escucha la meditación, canta el himno…etcetc…?

Pensando en estas cosas y en que lo prioritario en casa ahora son ellas, mis peques. Decidí dejar la estructurada manera de recibir el sábado de lado y darle un giro que me permita LLEGAR a todo lo que implica un viernes en nuestras casas.

Y así fue como surgieron las puestas de sol “teatralizadas”. Os cuento mi receta:

  1. Pienso una historia bíblica en la que se mencione una comida y en cómo puedo adaptar algo mínimamente parecida en casa, y para niños (voy cuatro semanas, no creo haya tantas historias con alguna clase de comida como para que esto siga un año entero, pero algo se nos ocurrirá)
  2. Pienso una receta o ideas de recetas sencillas en internet. Algo que idealmente puedan preparar ellos mismos.
  3. Invitamos a los peques a Jugar a Cocinar. Preparamos la receta y les contamos que la comeremos después de una sorpresa (ya después del primer viernes sabrán cuál es la sorpresa, o los invitados especiales que vendrán, pero os garantizo que los esperarán con igual ilusión)
  4. Repartimos los personajes entre papá y mamá (podéis involucrar a cualquier invitado o miembro de la familia que también esté en casa)
  5. Preparáis un atrezo muy sencillo (pañuelos, sábanas, toallas, nada rebuscado, ni nada demasiado elaborado. Nada que os robe más de 5 minutos)
  6. Invitáis a los niños a prepararse en el sillón para presenciar una historia muy especial!
  7. Y a jugar! Pero ahora no juegan los niños, jugáis los padres! Os toca actuar y contar la historia según el personaje que os ha tocado. Inventad personajes extras y lugares imaginarios, utilizad lo primero que tengáis en la mano para ayudarles a imaginar aún más la historia y para que os ayude a vosotros en la improvisación.
  8. Y luego de contarla y disfrutar de sus caritas de sorpresa, alegría y diversión…
  9. A cenar todos juntos, la cena especial que ellos mismos cocinaron y que les ayudará a revivir la historia que acaban de ver en primera línea de butacas!
  10. Qué niño no se va a dormir con una sonrisa gigante luego de algo así? Y qué niño no desea que vuelva a llegar el sábado para pasarse un rato “en grande”…con los grandes de la casa?
  11. No os puedo garantizar que la casa quedará tan super reluciente como si estuvieseis todos quietitos en el sofá...pero "quien les quita lo bailado"...(nadie en la vida podrá borrar esos recuerdos en sus hijos)