Dúo de Lactancia: María de Nazareth

28.12.2013 00:00

Por Sarai de la Fuente Gelabert

Uno de los proyectos más hermosos e ilusionantes que CRIAR está llevando a cabo, son los "Dúos de Lactancia", un apoyo personalizado de madre a madre, a través de los medios de comunicación inmediata a distancia que actualmente disponemos, como el conocidísimo 'whatsapp'. Iniciado en un incesante "whatssapeo" veraniego entre cuñadas, el Dúo de Lactancia principalmente consiste en recibir mensajes de apoyo durante la difícil etapa del post-parto, puerperio y consolidación de la lactancia, por parte de otra madre que ha pasado por esa misma situación anteriormente. El hilo conductor de este dúo es una colección de textos cortos, pasajes bíblicos e ideas para reflexionar, inspirarse y mantener una motivación y estado de ánimo positivos, recordando las vidas de mujeres y madres ejemplares de la historia bíblica, como lo fueron las protagonistas del Génesis: Eva, Sara, Agar, Rebeca, Débora, Lea, Raquel, etcétera. 

Además, todo ello con la ventaja del formato de texto breve, fácil de leer en cualquier momento, lugar o posición, ya que las circunstancias de la madre que lo recibe así lo requieren, que incluso a altas horas de una madrugada desvelada por la atención al bebé, puede encender su smartphone a media luz y sentirse acompañada por otra amiga, por la historia, y por el mismo Creador que en su día acompañó a tan insignes mujeres.

Leyendo estos días bibliografía complementaria para ampliar el material que desde CRIAR ponemos a disposición de las socias que deseen emprender estos dúos, he topado con uno de esos libros que reservas en la estantería para releer y subrayar porque te ha llamado especialmente la atención en una primera lectura. Se trata de "Madres de la Biblia hablan a madres de hoy" de la autora cristiana estadounidense Kathi Macias, publicado por Casa Creación en 2002. Un interesante recorrido por las vidas de mujeres que fueron madres miles de años atrás y cuya experiencia vital muestra la forma en que la gracia divina llenó sus vidas y las de sus hijos, tanto como lo puede hacer con las nuestras y las de los nuestros hoy.

Por las fechas navideñas en las que nos encontramos, me he detenido especialmente en María de Nazareth: una mujer única en su clase. Encabeza el capítulo una cita de Henry W. Beecher (clérigo y abolicionista) para enmarcar: "El corazón de la madre es el aula del hijo". Los pasajes de las Escrituras que la autora recomienda para recordar la historia de María son: Mateo 1, 2, 12:46-50; Marcos 3:31-35; Lucas 1, 2, 8:19-20; Juan 2:1-11, 7:5, 19:25-27, y Hechos 1:14.

En el recorrido por la vida de María destaca su especial llamado cuando era sólo una «bonita niña judía» pág 242, seguramente en la edad que ahora consideramos adolescente, pero con una madurez inusual que le condujo a asumir, ante el anuncio del ángel, el "hágase conmigo conforme a tu palabra", a pesar de las consecuencias que podría traer para ella y su desposado José. La autora destaca el corazón humilde, el reconocer las propias limitaciones, pero también la «fe inquebrantable, no en sí misma, sino en el Dios de Israel.» pág 243

Durante su gestante espera, María se reunió con otra futura madre, su prima Elisabet, también embarazada de forma milagrosa, y sin duda ambas compartieron entrañables momentos apoyándose mutuamente y preparándose para una maternidad con propósitos tan elevados como la misión de los hijos que llevaban dentro. «Como cada mujer que aguarda el nacimiento de un hijo, ella [María] sin duda se preguntaba qué futuro le aguardaría, particularmente desde que fue obvio que no sería un niño común, sino más bien el largamente esperado Mesías de Israel.» pág 247-8.

Cuando se cumplió el tiempo, y ocurrió la parte de la historia que todos conocemos y rememoramos cada Navidad, aunque María no tuvo ninguna de las comodidades que tenemos actualidad las parteras, «sí tenía un marido que había arriesgado su propia reputación para obedecer a Dios y protegerlos a ella y a su bebé» y también «se aferraba a la promesa de Dios de que Jesús sería llamado "Hijo del Altísimo, y el Señor le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin." (Lucas 1:32-33). Sabía que aunque los orígenes de su Hijo fueran pobres y humildes, su final sería glorioso.» pág 249. Como una «devota madre judía», María "guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón". (Lucas 2:19).  

Concluyendo, la autora finaliza el recorrido por su vida, destacando que María pasó de ser una niña, luego una madre devota, para convertirse en una «fiel creyente judía» pág 251, que tras el inicio del ministerio público de Jesús, la relación con su hijo se movió «desde un lugar donde se relacionaba con ella estrictamente como su hijo, al lugar de ser su Señor.» Encontramos a María después, a los pies de la Cruz, recibiendo consuelo de quien fue su primogénito, encomendándola al cuidado del discípulo amado, Juan, en un «generoso don de amor de un hijo a su madre» pág 252. Y tras la tumba vacía, María de Nazareth se mantuvo «reunida con los discípulos en el aposento alto, donde "perseveraban unánimes en oración". (Hechos 1:14).» pág 252.

«María había completado el círculo, cumpliendo el llamado de Dios a su vida. (...) Había atravesado muchas alegrías y dolores, pruebas y triunfos, como todos soportamos a lo largo de nuestras vidas. Pero espiritualmente, estaba justo donde debía estar: el lugar en que todos necesitamos estar, para cumplir no solamente nuestros propios destinos sino también los de nuestros hijos.» pág 253.

Con esta hermosa reflexión que nos regala la autora, os invito a finalizar un año recorriendo mentalmente nuestra propia trayectoria vital, reconociendo el lugar en el que estamos o el que deberíamos estar, para retomar con más ilusión y energía en el año por venir, la encomiable tarea de acompañar a nuestras familias ante la esperanza de un futuro prometedor.